Delirio Místico
Cae la noche y el silencio de una ciudad agitada comienza a hacerse presente. Poco a poco el bullicio de los autos sobre la carretera y el murmullo de la gente al pasar, comienza a mermar y el vacío sonoro es cada vez más inminente y profundo. Hasta alcanzar su máxima plenitud, en ese preciso instante, unas suaves gotas de llovizna comienzan a precipitarse al suelo, interrumpiendo el silencio de la pacífica noche. Apenas unos instantes de llovizna bastaron para que el aroma a tierra mojada impregnara la habitación en cuestión de segundos. Luego volvió la calma. El silencio se hizo tan profundo, que el conticinio dió lugar a mí estado onírico. Y antes de ser llamada por Morfeo y las ninfas del leteo tuve una mágica visión. Allí sobre mi lecho, inhalando la exquisita fragancia a tierra mojada, como si de un alucinógeno se tratara, fui testigo de una teofanía. Pude divisarte recostada a mí lado, contemplar la divina perfección de tu cuerpo semi desnudo, la suavidad de tu piel cual pétal...