En Cuarentena
Domingo 29 marzo 2020 1:30 am
Madrugada atípica, increíblemente hoy Morfeo no me tomo en sus brazos, fue el insomnio el que se apoderó de mí. Fuera el silencio es abrumador y escalofriante, las calles están vacías y el silencio reina en la noche. Solo se oye el sonido de las hojas de los árboles danzando con el viento y un coro constante de grillos. No hay bocinas, ni tránsito fluido, no sé oye el tren a lo lejos, los vecinos duermen, no sé oye música en el barrio, ni siquiera se oye un perro ladrando algún transeúnte que deambule por las calles, ni gatos maullandole a la luna. Solo ese silencio perturbando mi cerebro. Muy rara vez el sonido de algún auto a alta velocidad perturba el sonido de la naturaleza, luego vuelve la calma. Vivo en plena ciudad, sobre una avenida principal, donde el ruido de los autos, frenadas, gritos y música es lo habitual. Y ahora la paz que habita fuera me transpota al campo, a esas noches donde con una caña en mano y contemplando las estrellas, y deleitando mis oídos con el silencio casi absoluto aguardo paciente que algún pez muerda el anzuelo, esa sensación normalmente me llena de Paz.
Pero hoy no, hoy el silencio me da nostálgia, melancolía, tristeza, desolación y miedo, si miedo. Hace unos meses un virus comenzó a propagarse por el mundo, el silencio afuera se debe nada más y nada menos a que todos estamos en cuarentena. En otro momento así todos estuvieran en sus casas, la música resonaria en las casas aledañas. Pero hoy No! Hoy la tristeza y el miedo tiene en vilo a la ciudad, nos tiene paralizados. Hoy nadie festeja, nadie tiene ánimos para música escuchar ni trasnochar. Todos están recluidos en sus hogares como el mandato presidencial lo ha ordenado, pero el silencio no fue impuesto, ese se debe únicamente al temor que nos tiene agazapados, en silencio, entre las paredes de nuestras casas deseando no ser alcanzados por el virus que hoy se proclamó rey de las calles del mundo entero.
4:40 am, el trinar de los pájaros son el augurio de que la noche acaba, casi amanece y creo ya es hora, por fin Morfeo quiere arrullarme en sus brazos. Solo ruego a Dios que al despertar al nuevo día esto haya acabado y solo haya sido una horrible pesadilla.
Madrugada atípica, increíblemente hoy Morfeo no me tomo en sus brazos, fue el insomnio el que se apoderó de mí. Fuera el silencio es abrumador y escalofriante, las calles están vacías y el silencio reina en la noche. Solo se oye el sonido de las hojas de los árboles danzando con el viento y un coro constante de grillos. No hay bocinas, ni tránsito fluido, no sé oye el tren a lo lejos, los vecinos duermen, no sé oye música en el barrio, ni siquiera se oye un perro ladrando algún transeúnte que deambule por las calles, ni gatos maullandole a la luna. Solo ese silencio perturbando mi cerebro. Muy rara vez el sonido de algún auto a alta velocidad perturba el sonido de la naturaleza, luego vuelve la calma. Vivo en plena ciudad, sobre una avenida principal, donde el ruido de los autos, frenadas, gritos y música es lo habitual. Y ahora la paz que habita fuera me transpota al campo, a esas noches donde con una caña en mano y contemplando las estrellas, y deleitando mis oídos con el silencio casi absoluto aguardo paciente que algún pez muerda el anzuelo, esa sensación normalmente me llena de Paz.
Pero hoy no, hoy el silencio me da nostálgia, melancolía, tristeza, desolación y miedo, si miedo. Hace unos meses un virus comenzó a propagarse por el mundo, el silencio afuera se debe nada más y nada menos a que todos estamos en cuarentena. En otro momento así todos estuvieran en sus casas, la música resonaria en las casas aledañas. Pero hoy No! Hoy la tristeza y el miedo tiene en vilo a la ciudad, nos tiene paralizados. Hoy nadie festeja, nadie tiene ánimos para música escuchar ni trasnochar. Todos están recluidos en sus hogares como el mandato presidencial lo ha ordenado, pero el silencio no fue impuesto, ese se debe únicamente al temor que nos tiene agazapados, en silencio, entre las paredes de nuestras casas deseando no ser alcanzados por el virus que hoy se proclamó rey de las calles del mundo entero.
4:40 am, el trinar de los pájaros son el augurio de que la noche acaba, casi amanece y creo ya es hora, por fin Morfeo quiere arrullarme en sus brazos. Solo ruego a Dios que al despertar al nuevo día esto haya acabado y solo haya sido una horrible pesadilla.
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